10/05/2007

ARTÍCULOS DE HOMENAJE A BERNAL

PALABRAS ERRANTES


Revista "Amanecer Bernalense", Año 2007

El Centro Cultural “Amanecer Bernalense” se dirige a todos ustedes, para expresarles su más generosa felicitación juvenil, porque nuestra tierra está cumpliendo 86 años desde que, aquel 20 de setiembre de 1921, don Augusto B. Leguía, imprimiera su firma a la Ley 542, que elevó a Bernal a la categoría de distrito. Esto en mérito a su extraordinaria importancia en el Bajo Piura.
Al igual que ustedes sentimos júbilo en el espíritu. Cómo no alegrarse de saberse hijo de una tierra prodigiosa. Cómo no sentirse orgulloso de haber nacido en la Capital Regional del Carnaval; en la cuna y pulmón de la agricultura; en lo mejor del Bajo Piura; y en la cuna del arte, la música y el periodismo.Cómo no celebrar con alegría un aniversario más, si en medio de los problemas económicos siempre encontramos motivos para ser felices. Cómo no sentir regocijo en el alma al saber de la contribución de los hijos de Bernal en defensa de su fuente de vida: la tierra. Cómo no gritar a los cuatro vientos “soy de Bernal”, si sus hijos son seres de valor como lo demostraron en las jornadas de lucha agraria, en el mes de mayo, donde ni los palos, ni las bombas, ni las botas doblegaron a quien simboliza la valentía del campesino de Bernal, don Genaro Chapa, poblador de Coronado, quien fue herido y quien, derramando su sangre a la madre tierra, volvió a seguir en las aventuras gloriosas para demostrarle a este gobierno (que siempre trabaja para las minorías explotadoras) que la dignidad de un pueblo es sagrada. Cómo pasar por alto esta acción que se selló con la voz campesina de don Genaro, diciendo: “no se preocupen, denme chicha que yo sigo en la lucha”.
Nos alegramos saber que Bernal está progresando con el esfuerzo de todos sus hijos, sin distinción. Sabemos que nuestro pueblo está avanzando en algunos aspectos y eso es plausible. En la capital distrital destacan la remodelación del Templo “San Francisco de Asís” y la II Etapa del Estadio Municipal de Bernal. Sin embargo pensamos que hay obras imprescindibles que deben ponerse en marcha.
Bernal, hoy en día, está en los ojos del Perú, y por qué no decirlo del extranjero, y es importante que se cuente con obras básicas, como la Casa de la Cultura que aglutine a los diferentes grupos culturales y juveniles de todo el distrito, para intercambiar opiniones y experiencias, en torno a la identidad bernalense. Es importante también que se cuente, con una biblioteca dinámica donde los niños y jóvenes desarrollen el placer por la lectura y se nutran de la cultura y el arte. La creación del Instituto Superior Estatal, por la que dio parte de su vida el recordado Francisco Bayona, con carreras eficaces que aporten al desarrollo social y económico de Bernal, es también una necesidad, teniendo en cuenta que muchos jóvenes no tienen recursos para estudiar fuera del distrito. Asimismo creemos que la niñez no debe ser olvidada en cuanto a su derecho a la recreación, construyendo modernos parques infantiles ecológicos, donde el niño no sólo juegue sino también aprenda a amar la naturaleza.
Este esfuerzo por llevarles estas palabras escritas, estos recuerdos, estos llamados, este homenaje; nace de la convicción que sólo difundiendo cultura, rescatando nuestras raíces, creando identidad, valorando nuestras potencialidades, diciendo la verdad sin medias tintas y llevando alegría, a través de anécdotas y ocurrencias, seguiremos siendo un pueblo solidario y avanzado.
Feliz aniversario linda tierra y esperamos que estas palabras errantes lleguen caminando a vuestros humildes corazones.



ERES SÍMBOLO FOLCLÓRICO DEL CARNAVAL

Revista "Amanecer Bernalense", Año 2007

Algunos se preguntarán: ¿por qué Bernal es Capital del Carnaval? Algunos más envidiosos tratarán por todos los medios de anular esta distinción ganada legítimamente. Ojalá te conocieran, viejo amigo, para que con tu forma tan amena de conversar, los envuelvas en la evocación jubilosa del carnaval. “No… ni hablar”, les dijeras. Les contarías lo que me contaste en plena fiesta del Carnaval. Les contarías que eres “yuncero” desde 1962, desde aquellos tiempos en que primero se paraba los yunces en la casa del primer mayordomo para luego desenterrarlo y recién llevarlo a su sitio principal. Seguramente les dirías, con tu sonrisa de viejo apacible, que el carnaval, desde antes, fue lindo en Bernal, incluso más alegre cuando no había orquestas.
Yo lo respeto mucho don Eulogio, Símbolo Folclórico del Carnaval. Usted ni se imagina quién le asignó ese bien ganado título honorífico. Si lo supiera, seguramente que riéndose dijera: “es la fiesta pues, todo se perdona”. Y yo estoy seguro que es la fiesta más esperada por su vetusta existencia. En cada baile que usted da, creo observar esa alegría que sentía, muchos años atrás, cuando se visitaba a todos los mayordomos. Cuando todas las bandas del carnaval entraban a las cinco de la tarde. Cuando todavía se usaban las “serpentinas de 1 cm. de ancho por 100 de largo”. Cuando la situación económica permitía jugar con suaves y aromáticos talcos. Cuando todavía se adornaba con cañas de fruta al Yunce. Cuando, en cada visita, se recibía una brazada de cerveza. O simplemente confirmo lo que me dijo: “yo respeto bastante a San Chabaquito. Tres veces me he querido retirar y San Chabaquito me ha castigado. Más caro ha sido el gasto que mi cuota”.
La verdad que yo también gozo con el carnaval de Bernal, el mejor del Perú. Es impresionante gozar cuatro días con cinco bandas de músicos, de Trujillo y Lambayeque todas ellas. Es indescriptible, sobre todo para los que vivimos lejos del terruño, saboreando el estofado de res, cabrito, caldo de gallina, caldo de carnero y asentándolo con la rica chicha y cervezas bien heladas. Es grandioso tomar un suculento caldo de gallina, a las 12 de la noche, al aire libre, en plena retreta de cinco Bandas. Nadie, que no haya vivido esta fiesta, pensaría que las orquestas más caras del Perú tocan gratis y al aire libre. Siento orgullo saber que Bernal es de los pocos pueblos que todavía lee el testamento del Ño Carnavalón. Es increíble que nadie se quede sin gozar del carnaval, incluso los que no son mayordomos, o los visitantes, que gozan en fraternidad sin gastar un solo centavo, aunque les parezca un sueño y se queden prendados para siempre de este pueblo. ¿Todavía siguen preguntando por qué mi tierra es Capital del Carnaval? No hay derecho don Eulogio.
Algo que quería decirte es que cualquiera pensaría que lo que se dice de ti en el testamento del “Ño Carnavalón” es mentira. Nadie creería que tengo grabada tu voz contándome que tienes 46 años de licenciado, habiendo ingresado a tu querido ejército un lunes 3 de enero de 1960; que tu fusil fue el 2151 y que perteneciste al Batallón Salaverry. Todos se carcajean, pero pocos saben de tu buena memoria que se acuerda de todas las fechas y episodios.
Yo sé que sufres cuando llega el día jueves. Te alegras un momento por el testamento, pero sé que cuando venimos de quemar el “Ño Carnavalón”, bailando la última marinera, sufres por dentro. Debes acordarte seguramente que este año, como tu Banda se iba temprano, no se había programado merienda y me dijiste: “¿Koky, ahí quedó todo?”. “Si viejo, ahí quedó todo”, te dije dentro de mí con tu misma tristeza. Creo que por esta tristeza general, tu sobrino Checo plantea que se celebre el medio año del Carnaval.Ojalá lo tengamos muchos más carnavales con nosotros, don Eulogio, para que nos siga alegrando el alma con su baile picaresco, con su costumbre de andar dos pañuelos en carnavales, con su clásico “señorita no se vaya a molestar, más tarde voy a ponerle su talquito” o simplemente silbando, tan finito como nadie, “La celosa”, esa marinera que tanto le gusta y que la tocaban los hermanos Manuel y Julio López en tu “Sin Rival Yunce de la Esquina”. Gracias por alegrarme el alma viejo amigo. Gracias porque cuando se vaya, usted y nuestros padres, nos dejarán como herencia el carnaval.

AÑORANDO MI TIERRA

Revista "Amanecer Bernalense", Año 2006

Que lejos está mi tierra, tierra donde nací.
Donde sólo hay ensueño, tanta felicidad.

Suenan estas sublimes notas musicales mientras escribo y siento a Bernal aquí cerca. Mientras sigo deleitándome me imagino a mi viejo Bernal, a mi Bernal que me narraron los viejos, enciclopedias de un glorioso pasado.
Me imagino a un mayordomo, encargado de la fiesta de algún Santo, saliendo a buscar a los mayorales, quienes se iban a encargar de buscar y vestir a un danzante de los Garibaldis. Imagino a un poblador bernaleño aceptando a través de una copa de anisado que llevaba, en su alforja, la mujer del mayordomo. Imagino a la Danza representativa de nuestra tierra con el capataz, el ángel, el luzbel o cojuelo, el gigante, la tamalera, el Granchimbo, los diablos, el negro paiteño, el tigre, el oso, el mono, el murciélago, el caimán, la garza, el perro. Yo nunca he visto a los cuatro últimos. Esto me lo contó don Celedonio Loro, viejo amable, que sigue dándole vida a esta estampa costumbrista.
Me imagino a nuestro patrón San Francisco y el Señor de la Agonía, muy bien venerados, con fiestas que duraban una semana. Tan venerados que al Santo lo pedían hasta con cinco años adelantados. Como hubiese querido estar en esas fiestas donde se comía la boda con lisa, camote soroco, camote asado, zapallo, choclo, caldo de carnero, res y gallina. Hubiera querido fotografiar esa mesa de cinco metros que ponía el mayordomo en su casa y que contenía soperas y fuentes llenas de suculentos platos, que una persona servía para la hermandad y personajes notables invitados. Es impresionante todo lo que me cuenta don Alejandro Morales Calderón. Imagino a los bernaleños de ayer, felices, tomándose un pachucho, como el llamaban a la chicha sustanciosa de puro maíz.
Quisiera vivir los tiempos cuando las autoridades trabajaban Ad honoren, sin recibir un solo centavo por su trabajo, como me lo contó don Julián Tume Rumiche, viejo poblador que también recuerda a su padre, Don Carlos Tume Chunga, como unos de los primeros panaderos junto a don Miguel Bernal, don Tomás Bernal y don Miguel Palacios. Por todo esto repito como la canción:

Nunca te olvidaré
porque en ti yo soñé

Imagino a los aguerridos habitantes del pueblo de Coronado, capturando a un guardia por abusivo. Saboreo esta historia, conocida como “faltan cinco minutos para que muera el guardia”, que me contó don Goyo Chapa.
Imagino a don Buenaventura Curo Nunura llamando a los mingueros con un cacho de toro para preparar la tierra o para construir una casa, al mismo estilo de los incas, sin cobrar un sol, sólo por la alegría de ayudarse unos a otros. Me imagino mingueros famosos como los señores Guadalupe Tume Nunura, Carmen Periche, Andrés Curo, César Loro y otros. Eran los tiempos en que la tierra concedía plantas de algodón de hasta 200 tuches, sin utilizar fertilizantes, sólo usando guano de corral y plantas secas.
Me transporto a un partido de fútbol viendo jugar a los jóvenes de entonces Natalicio Carhuatocto, Joaquín Chunga, Juan Chunga Tume, Florencio Antón Nunura, Felipe Martínez, Juan Nunura Antón, Benito Antón, por el “Alfonso Ugarte”; al Capitán Juan Antón Nunura, Juan Plomo de Onza de Oro, Baltasar Ayala, Tomás Oqueliz, por el “14 de julio”, a Adán Bernal Gómez, Alipio Vargas Antón, Faustino Loro Ayala, Simón Panta Antón, Agustín Ayala Galán, Teodomiro Tume Chunga, Fortunato Ayala, por el “Atlético Alianza”. Los imagino en el viejo campo deportivo del “14 de julio”, donde una vez jugaron el Grau de Piura, el Torino de Talara, el Strong de Sechura y el Cultural de La Unión, durante una Feria de San Francisco, cuando fue mayordomo don Alejandro Morales. Veo a don Lizardo Agurto arbitrando. Me imagino a estos deportistas jugando partidos sin tiempo reglamentario y que a veces duraban más de dos horas.Tengo prendida en mis pupilas la imagen de mi Bernal actual, con su Maruja Pingo preparando los picarones un domingo; con don Eloy Purizaca, don Buenaventura Chunga, don Alejandro Morales, don Lucio Martínez, don Henry García y otros bernaleños del barrio norte, en sus tertulias del Parque Ramón Castilla; con los agricultores regresando de sus chacras en carreta; con Roso tomándose un poto de chicha; con doña Priscila y doña Sara Chunga vendiendo sus tamales; con don José Amaya, sentado en la puerta de su casa con su noventa años a cuestas; con Negro Amalio vendiendo sus periódicos; con mi padrino Manolo Mendoza viendo pasar a la gente.
Mientras ustedes leen estas líneas yo canto:

Tanto me haces pensar, lejos no puedo estar
Pienso sólo en volver y nunca jamás dejar
la bella tierra en que nací, que es mi felicidad



TODAVÍA ESTÁS... TÍO JULIO PINGO

Revista "Amanecer Bernalense", Año 2005

Tío Julio, siempre que hemos tenido la oportunidad de hacer un boletín en homenaje a tu pueblo, nuestro pueblo, nos hemos cruzado con una de tus anécdotas. En las calles bernalenses aún escucho un “como dijo Julio Pingo” o simplemente “Julio Pingo era un bandido” y empiezan a contar tus innumerables e inteligentes ocurrencias. Eso significa, tío, que todavía estás entre nosotros y tu nombre vivirá en el alma de este pueblo que encuentra en tus ocurrencias una forma de sonreír y mantenerse alegre, a pesar de tanto problema económico.
Aún recuerdo tío, cuando niño, de cinco o seis años, te iba a visitar a tu taller que estaba en la esquina donde hoy vive tu nieta Elena. Cómo olvidar ese corazón alegre y bueno, ese corazón que me invitaba una rica raspadilla donde “la negra Cari” como tú la llamabas a esta noble mujer que vendía en la vereda de tu taller. Algunas conversaciones yo las compartía contigo... me dejabas recoger de tu taller las “púas” para mi trompo. Pero algunas cosas me han contado después, cosas que siendo niño no habría entendido. Me cuentan que, por ejemplo, cuando alguno de tus amigos llegaba a tu taller por un trabajo pequeño, al quererte pagar, tu le decías con esa chispa desbordante: “qué te voy a cobrar hombre... sólo ponte un par de cervezas”. Y esa amistad se inundaba y consolidaba con unas cervezas bien heladas. También me cuentan que toda la gente que llegaba a tu taller lo hacía llevando su carreta, su arado, su lampa, su rufa... para que tú se los arregles y sólo don Avelino “el Ñus” llegaba que le sueldes su cama. “Entra flojo”, le decías.
Como no resaltar tu amor por el Alianza de nuestro barrio, si hasta has sido su arquero. Me cuentan que en un tiro de esquina ya sabías que iba a saltar el jugador contrario, por eso saltabas con un “puñao” de arena y le dejabas caer en sus ojos. Has sido muy palomilla tío. Pero tenías tu corazón aliancista porque cuando ya dejaste de tapar pasaste a ser jefe de barra del equipo y la gente más gozaba con tus ocurrencias de barrista que con el propio partido. También te recuerdo, en aquellos bailes aliancistas que los hacían los 28 de julio a partir de las 4 de la tarde, bailando el vals de aniversario por tu cumpleaños. Es que tu cumpleaños era el 28 de julio y por eso el aniversario del Alianza se celebra esa fecha, siendo su fecha oficial el 29 de junio. ¡Cómo te querían tío! Yo no te vi, pero me dicen que bailabas llorando y la que siempre te acompañaba en ese vals de aniversario era doña Elena Ruiz. ¿Por qué llorabas... era que acaso ya pensabas en la muerte y no te querías ir? Ah... pero también me han dicho que un 28 de julio no te quisieron fiar una caja de cerveza en el Alianza y fuiste a apagar tu motor que daba la “luz” al baile. Tuvieron que irte a rogar para que lo prendas nuevamente. Claro que aceptaste pero te terminaron fiando la caja de cerveza.
Es en esas circunstancias tío, siendo yo niño, que recuerdo con mucha tristeza el día en que nos avisaron “Julio Pingo ha muerto”. Hasta ahora recuerdo, al borde de las lágrimas, a mi abuelo Jesús Pingo, esperando, triste y encogido, la llegada de tu cadáver. Pobre abuelo... enterrar a sus hijos ya mayores. Una sombra caía sobre este pueblo que te lloraba. ¿Recuerdas que fue en plenas lluvias del 83? Claro te fuiste con la lluvia, llorando seguro, por dejar a este pueblo que tanto te gustaba.
Hoy estás allá arriba y ya me imagino las “diabladas” que harás junto tus amigazos: mi abuelo Teodomiro, don Claudio Loro, “Capitán Chichas” como le decías a don Agustín Ayala Galán. Seguramente estarás ansioso porque llegue don “Jeruco” para que se complete la jarana. Pero no tío... Jeruco tiene para rato en esta tierra, aunque ahora nadie lo busca de padrino como en tus tiempos.
Bueno tío, tengo que dejar estas líneas, pero te prometo que siempre sacaré una anécdota tuya en el boletín. Saluda a mis abuelos Teodomiro y Felicia, también a mis abuelos Ramón y Cleotilde, saluda al abuelo Jesús, dile que me perdone por no haber ido a su sepelio. Saluda a la gente que hace poco se fue a encontrarse con ustedes. Dile a don Santiago Castro, al que ya no voy a encontrar en mi pueblo, que lo voy a extrañar porque cuando me venía a Trujillo – con honda tristeza por dejar a mi pueblo, mi familia y mis amigos – y me iba a esperar carro a la esquina de su casa, siempre se me acercaba para decirme “que te vaya bien Koky, anda, prepárate, estudia, porque acá estamos jodidos”.
Hasta siempre tío... cuidadito con esconderle sus lentes a San Pedro.



LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ

Revista "Amanecer Bernalense", Año 2004

Es triste volver al pueblo y encontrar distintas las cosas. Es difícil reencontrarse con el pueblo un tanto diferente al que fue antes. Quisiera que algunos aspectos se queden para siempre. Claro que algunas cosas se fueron con la llegada de la modernización, pero otras por el simple hecho de negarnos a mantenerlas.Cómo olvidar los grandes y frondosos eucaliptos del parque Miguel Grau, donde muchos nos cobijamos bajo su sombra para jugar, descansar, conversar o simplemente evocar recuerdos. Cómo olvidar los grandes médanos donde cazábamos lagartijas o íbamos a recoger tierra blanca y limpia para que nuestra abuela prepare la cancha tostada en arena y que, hoy, sufren el avance de la urbanidad que ya los está poblando. Como olvidar las noches bernalenses sin luz eléctrica, aquellas noches que nos permitían contemplar con facilidad la luna y las estrellas y que hoy ni siquiera se toman en cuenta; las calles polvorientas donde no pasaba ni un carro y era usada para jugar; a los abuelos que sembraban en luna llena.Tampoco están ya nuestros lugareños que, hace poco, partieron al más allá y que nos dejaron un vacío difícil de llenar. Como olvidar a Don Paulino Ayala Jacinto que nos alegraba las madrugadas con un rico olor a pan caliente; como olvidar a Don Agustín Ayala Galán a quien muchos recordamos con su uniforme de Municipal y quien fue primer capitán del Atlético Alianza, por ello lo de “Capitán Chichas”; como olvidar a Don Román Carhuatocto y su amor por su Alfonso Ugarte; a Don Agustín Chunga Chapilliquén que nos alegraba con su baile del “Gigante” y sentía amor por los huaynos y la limpieza de su pueblo; a don Isabel Morales Ayala, experto bailarín de “negro escobero” en los Garibaldis; a Doña Rubí Loro, la noble y servicial secretaria; a doña Severiana Curo que nos traía las flores multicolores; a Mario Chunga Castro, aquel amigo de la bicicleta y de la eterna sonrisa; a Antero Tume y sus acertados comentarios por la emisora; a “Chinto”, “Tofo” y todos los pescadores que se fueron; a Julia que nos alegraba las tardes de juegos populares; a doña Bernardina Ayala quien decía que tenía su chacra en Borón y que allí había una bola de oro encantada; a doña Aldina Correa que fue la primera emprendedora comerciante de ropa; a doña Albertina Reyes, abuelita del actual Alcalde; a don Juan Ayala Ruiz y sus inolvidables bromas; a don Pablo Curo, ex regidor, que nos despertaba a las 3 de la mañana con el claxon de sus vehículos; a doña Gregoria Margarita Chunga Ayala, mujer muy bondadosa que me invitó a desayunar y almorzar muchas veces; a doña Delfina Bancayán, experta cocinera en las fiestas y misas de mi pueblo, de quien se decía, le gustaba mucho el cine; a don Serafín Chafloque, rezador infaltable; a don Andrés Curo Nunura, que hacía los cordones para los muertos; a don “Leopol”, como yo le llamaba a don Leopoldo Calderón, que sobrevivió a una guerra con Ecuador, habiéndosele incrustado una bala en la cabeza; a don Valentín Chero Ruiz, que tanto nos alegró con sus bailes de “mariquía” y era quien nos hacía los “faroles”; doña Amalia Flores, viejecita que no se rindió y hasta el final visitó su “médano”; a doña Amalia Antón, de quien escuché decir que tenía cientos de ahijados; a doña María Paiva, que trajo al mundo a cientos de bernalenses con su noble oficio de partera; y muchos más que se me escapan de las manos y la mente en estos momentos.
En fin, como olvidar lo que el viento se llevó. Siento nostalgia y espero que ustedes también guarden, en su corazón, estos preciados recuerdos, como una muestra del pasado añorado.
Un fuerte abrazo a la distancia para los que se fueron y que desde arriba también celebran, con nosotros, nuestro aniversario.


PERFIL DEL BERNALEÑO Y LA BERNALEÑA

Revista "Amanecer Bernalense", Año 2004

La bernaleña es alegre, trabajadora, hacendosa, conversadora, respetuosa, experta cocinera y elaboradora de la chicha, participativa en actividades e instituciones, solidaria y humilde.El bernaleño es alegre y bromista; por eso es el centro de atención y aceptación en las reuniones. Las anécdotas lo persiguen y lo que es un susto o mal momento para uno, es risa y broma para los otros. Algunas frases son de gente pintoresca que aún vive y otras se han ido quedando impregnadas en el lenguaje popular, a pesar que muchos de sus autores han muerto. Estas frases causan más gracia y hacen que la conversación sea más familiar. Frases como “social, dijo Eulogio”, “como dijo la palabra”, “no seas fatal, dijo Olmedo”, “así es el destino, dijo Negro Amalio”, “bonito tu tío, dijo el finado Julio Pingo”, “jodidazo, dijo Demetriadas”, “cholo no, dijo la quirra”, “por la rebruja de su madre, dijo Chino Panta”, “olvídate, dijo el finado Capazote”, “que más que tuvo la tonta, dijo pellao”, “me vieras, dijo Salomón”, etc., le dan un carácter especial a las amenas conversaciones de los bernaleños.Otra de las características del bernaleño es su hospitalidad y cordialidad. No por puro gusto somos "Tierra Noble y Generosa". Esto es quizá imperceptible por el propio lugareño, pero el visitante lo percibe. La cordialidad se aprende diariamente al departir momentos en armonía y amistad, sin altercados; al compartir la mayor parte del año en fiestas religiosas y sociales y al sentirse como una gran familia. Todo esto le hace ser servicial ante el forastero, generoso y desprendido con lo poco que tiene y sentir placer al atender. Con su franqueza y alegría ofrece sus variados potajes y su rica chicha de jora, que se sirve en los tradicionales "potos".
Sobre esto último diremos que, debido a la zona calurosa donde nos encontramos, el bernaleño tiene predisposición para aplacar en todo momento la angustiante sed. Diariamente se consumen grandes cantidades de chicha y clarito (jarras y bidones) Es muy dado a ingerir su chicha. Y el que no nace con esa inclinación aprende. Es parte de su sociabilidad tomar por el menor motivo. Una banderita blanca en una casa anuncia que hay chicha para vender y buenos piqueos para disfrutar y tal vez música (Cantaritos de Oro, Karibe, los Hayas, Los Bellkings) para disfrutar de la alegría. Tomar chicha tiene su rito, el de la amistad. Beber es un pretexto para la conversación.
El bernaleño es pacifista pero no cobarde; frente a la pasividad ante la vida, puede decirse que también es optimista. Esto le ha permitido salir adelante en cada prueba que el destino le ha puesto, como el enfrentar la falta de agua, las lluvias torrenciales por varios períodos y la falta de trabajo.
Es, también, solidario. Cuando un vecino está en desgracia está presto a colaborar económicamente ante el llamado de la “emisora” o en alguna actividad benéfica.Por último diremos que tiene arraigada religiosidad popular por costumbre y tradición. Es infaltable en la devoción a un santo, la participación en una celebración de alguna hermandad o sociedad o las sacrificadas peregrinaciones. ¡Pobre de aquel que le falte al Santo o la Virgen o que no participe de alguna fiesta, ya sea como mayordomo, devoto, obligante, o simplemente como “gorrero”!