2/07/2010

HAROLD Y LA REVISTA

Estaba tomando unas cervezas con mi gran amigo Ricardo Ayllón, en la IV Feria del Libro de Trujillo, cuando lo vi llegar junto a un enigmático, divertido y pelucón personaje. A leguas se notaban sus signos de amistosa resaca. Vinieron las presentaciones del caso y por fin pude conocer y estrechar la mano de este buen amigo a quien había conocido sin conocerlo, sólo leyendo su buena poesía. Me refiero al incomparable, al único, al superbacán, al viejo con alma de niño, Harol Alva Viale, que tiene la particularidad de ser bueno, por el simple hecho de ser piurano. El enigmático personaje que lo acompañaba (me enteré después) era su amigo, compañero de tours nocturnos y paño de lágrimas, Willy del Pozo, más conocido en el mundillo editorial-bohemio como “Zorro Huamanguino”. Lo curioso fue que en los días que quedaban de Feria nos dedicamos a charlar, bromear, refrescar la garganta como si nos conociéramos de toda la vida. Ya cuando se regresaban a Lima, en un acto de suprema y arriesgada confianza, Willy decidió dejarme más de tres mil libros de su sello editorial. “Los dejamos en buenas manos, manos piuranas, después arreglamos”, fueron las palabras de Harold.
Harold es de esos amigos a los que siempre andamos buscando para conversar, trabajar, hacer proyectos, soñar y, por supuesto, tomarse unas cervezas mirando el horizonte. Y es que desde que nos conocimos hemos empezado a caminar juntos por esta estrecha vía que significa hacer lectores en nuestro Perú. Desde aquella feria empezamos a cultivar una amistad que nos ha llevado a ser parte del prestigioso sello Altazor; a volver (después de muchos años él) a nuestra cálida tierra piurana, con motivo de la presentación de mi segundo libro; a conocer muchos de sus amigos escritores (cuando bebe me llama desde Lima para presentármelos por celular); a que me presente en la Feria del Libro Ricardo Palma, en la revuelta Lima; a que me hable de aquella fabulosa tierra, Cañaveral, donde pasó una infancia feliz y que ahora añora, como se añora a las lejanas cosas que más queremos; a que me confíe sus tristezas y alegrías, como esa buena noticia de que este año (¡por fin!) se casa.
Pero lo que me sorprende es esa capacidad para crear versos, como quien lanza besos volados a hembras imaginarias. Harold convierte en poesía hasta el más burdo de los palabreos callejeros. La poesía no lo suelta ni cuando tiene que hacer paréntesis a su ajetreada vida para prepararle parrilladas a Mary, su flamante y guapísima novia. Es decir, es un mortal que suda poesía.
Mañana viene para presentarnos uno de sus más caros sueños que anduvo rondando en su cabeza desde cuando era universitario: la revista política y cultural CONTRAPODER, que será lanzada al Perú en la Casa de la Emancipación, testigo de grandes hechos como éste. Después de un tiempo lo veré nuevamente y estoy seguro que nos lanzará unos cuantos versos y su buena poesía se alojará en los agitados, desconsolados, sufrientes y esperanzados corazones de sus amigos. Bienvenido, Harold, a esta ciudad que te acoge a través de nosotros, tus francos amigos.
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Diario CORREO. Columna “ESTA BOCA ES MÍA”. (Trujillo, 05/02/10)

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