7/13/2010

MARKETING POLÍTICO

La historia nos muestra que don Augusto B. Leguía, allá a inicios del siglo pasado, hizo su campaña con un afiche en el que se le veía con el rostro angelical, de bigote lechuguino, y una frase efectista “Reelígele, que es quien al Perú A – GUSTO – LE – GUÍA”. Cosas de la publicidad. Lo que nos demuestra que el marketing no es privilegio de estos azarosos tiempos.
Arrancó la campaña electoral y nuevamente veremos desfilar ante nuestros pobres ojos los chillones colores de afiches, paneles, pintas y volantes. La tecnología también jugará su mejor partido, a través de blogs, twitter, facebook y mails.
Es impresionante el despliegue de recursos a los que nos tienen acostumbrados los políticos y politiqueros. Porque no solo es el gasto que demandan la elaboración de estos avisos, sino los gastos para su ubicación y colocación. Es natural, para algunos candidatos, el contrato de ejércitos de gente lumpen, quienes defienden a palos y chavetazos la colocación de afiches y pintas. Otros contratan ejércitos de desempleados para apostarse en las esquinas a regalar lapiceros, calendarios, agendas y otras chucherías. Sobre esto hay que decir tres cosas: la primera, es que ya se acabaron los tiempos de los militantes que apostaban por la ideología de su partido y se entregaban de lleno a las acciones, sin pedir nada a cambio; segundo, que los politiqueros han convertido a la gran mayoría en poco menos que mendigos y mercenarios; y tercero, que nadie se preocupa en averiguar de dónde vienen los fondos de tan onerosas campañas.
Pero hay más: nadie habla de la irresponsable contaminación ambiental y visual a los que nos condenan las campañas electoreras. Toneladas de pintura, papel y plástico terminan engrosando nuestra preñada mezcla de desechos. (¿El cuidado del medio ambiente? Al diablo). Nuestra ciudad se ve invadida por una gran cantidad de escandalosos colores. (¿Las autoridades encargadas del ornato? Bien, gracias). Otro de los aspectos que llama la atención es la constante exposición de “horrores” ortográficos. (Hace poco leí una pinta que decía: “Por lus electrica para nuestro sector”).
Creo que nuestra responsabilidad ciudadana demanda un mínimo de defensa de nuestro ornato y nuestro medio ambiente. Pero también un mínimo de indignación frente a la cachetada a la pobreza que significa el desperdicio de ingentes cantidades de dinero en publicidad.
Si no hay forma de revertir esta odiosa situación, a los candidatos (este comentario posiblemente caiga en saco roto) se les presenta la gran oportunidad de educar a la población y elevar su cultura política a través de los paneles, donde muestran la mejor de sus sonrisas. Las frases deben desarrollar la ideología de la agrupación a la que representan y no solo las típicas frases con olor a promesa incumplida.
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Diario CORREO. Columna "ESTA BOCA ES MÍA". (Trujillo 01/07/10).

2 comentarios:

Miami Glamour dijo...
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Unknown dijo...

Me pareció super interesante, hay que dejar de gastar el tiempo en tonterías y empezar a realizar cambios.