8/23/2009

PARA ALAN NO HAY HÉROES

En una visita que hiciera Alan García a Trujillo, burló la seguridad, metió la cabeza a la cabina del vehículo donde iba sentado aquel orondo personaje y le gritó su rabia contenida. Minutos antes, Luis Alberto Sánchez Lara, había recordado el aciago año 1981, en el que con solo 17 años a acuestas (y con el amor a la patria a flor de pellejo), marchó junto a otros compañeros a la frontera norte, para sentir el olor a pólvora de la guerra. Recordó que mientras Alan vivía cómodamente, él tuvo que sobrevivir en un hueco de zorro y caminar por un campo minado, que en segundos lo podía hacer volar por los aires para inscribirlo en la lista de héroes anónimos. Recordó que cuando marchó a la guerra lo hizo por ese amor a la patria que solo lo tienen sus mejores hijos; aquellos hijos que tienen que soportar a la gente cruel que se burla de ellos cuando, orgullosos, marchan en los desfiles.
Los policías algo vieron en su rostro desesperado, que optaron por dejarlo traspasar la barrera infranqueable que separa a los gobernantes de su pueblo. Se quedaron boquiabiertos, cuando le increpó, en su asustaba y rechoncha cara, que sea coherente y haga cumplir la ley. Se les enfrió el espinazo cuando – rojo de ira – lo tuteó gritándole “cuando voy a Palacio no me quieres recibir, te he enviado cuatro memoriales y hasta ahora no contestas”.
Toda esta rabia se fue gestando poco a poco en el alma de Luis, luego de hacer gestiones infructuosas ante las autoridades para derogar el reglamento que contradice a la Ley 28796, dado por Alejandro Toledo. Esta ley reconoce como defensores de la patria a los que participaron en el conflicto armado de la Cordillera del Cóndor. El reglamento en mención, dado en este gobierno, contradice a la ley pues discrimina y reconoce solo a un grupo de oficiales y soldados que estuvieron en una zona de dicha cordillera. Los que no estuvieron ahí sino en otro punto de la frontera no cuentan. Es como si habiendo resguardado nuestra casa, al final solo se premiara a los que cuidaron la sala y no a los que, con igual bravura, cuidaron el patio posterior.
Pero más rabia siente porque la misma ley les otorga como beneficios un nicho gratis, asistencia médica en los hospitales, trato preferencial en las gestiones para obtener vivienda propia, que nunca se cumplen. Por eso Luis, junto a otros, ha recurrido al Poder Judicial para plantear una Acción Popular contra el Estado que maltrata a sus propios héroes. No está en sus planes correr la fatal suerte de los héroes del Cenepa, quienes tienen que demostrar que les falta un brazo o una pierna para que les otorguen un magro beneficio.
Está dispuesto a quemar sus cartuchos hasta en el ámbito internacional y, de ser así, será la primera vez en la historia, que los veteranos de guerra le hagan un juicio a su propio Estado.

Diario CORREO. Columna “ESTA BOCA ES MÍA”. (Trujillo, 19/08/09)

No hay comentarios.: