7/15/2009

SOMOS LIBRES, SEÁMOSLO SIEMPRE

Por culpa de esta gripe maldita, muchos oradores no podrán inflar el pecho de emoción disertando, a bronca voz, las hazañas del personaje estrella en estas fiestas rojiblancas: don José de San Martín. Y es que la historia oficial lo presenta como el ilustre patriota que, sin tener nada que ver con el Perú, abandonó su Argentina natal para venir a salvarnos del yugo español.
Soy respetuoso de las acciones positivas de este ilustre personaje; pero también es necesario señalar algunas situaciones que no se dicen o se dicen en voz baja.
En principio, las Corrientes Libertadoras del Sur y del Norte fueron campañas político - militares, organizadas por los criollos de Buenos Aires y Caracas. En aquellos tiempos el Perú era el centro de la reacción española y el objetivo central de San Martín y Bolívar era destruir ese poderío, para asegurar la independencia de sus patrias. A esto se suma el apoyo del capitalismo inglés, que deseaba a toda costa ganar nuevas regiones de influencia económica y política.
Al llegar al Perú, San Martín muestra su verdadero espíritu pues no estuvo de acuerdo con Cochrane, que aprobaba la participación de las guerrillas peruanas en el proceso militar; San Martín, muy por el contrario, buscaba un acuerdo entre criollos y españoles para lograr la independencia sin guerras; se orinaba de miedo ante la posibilidad de que las masas populares rebasen a sus ejércitos y tomen el poder. Le debe haber disgustado que al llegar a los pueblos de Chincha, Pisco, etc., logra el apoyo de los negros, quienes huían de las haciendas. Tampoco le debe haber gustado que Álvarez de Arenales (a quien envía a una campaña a la sierra) derrote al realista O’Reylli con el apoyo decisivo de las montoneras populares.
Cuando La Serna (que había reemplazado a Pezuela) abandona Lima, ante la presión que hacían las montoneras sobre la capital, San Martín ingresó a esta ciudad para proteger a la aristocracia criolla y, luego, con los “notables” del cabildo, acordó la proclamación de la independencia. Ésta se dio en un ambiente festivo con presencia de los peninsulares y aristócratas criollos. Parecía una ceremonia virreynal, solo que en vez del Virrey estaba San Martín. Los indígenas y negros ni de vainas estuvieron presentes en tamaña ceremonia de patillas e insignias.
Para demostrar que el poder sólo había cambiado de unas manos a otras (blancas todas), San Martín fundó la “Sociedad Patriótica”, para difundir los principios de la Monarquía Constitucional; creó la “Orden del Sol”, para reconocer títulos de nobleza y mantener los privilegios de las familias criollas; asimismo dio la “Ley de Vientres”, por la cual se reconoció la libertad a los esclavos nacidos a partir de la independencia; los que habían nacido antes, ¡mala suerte negrito!
Así fueron las cosas, por eso es que la independencia, a pesar que fue, en gran parte, obra de las clases populares, indígenas y negros, no significó un mejoramiento en sus condiciones de vida. Hasta ahora la situación es la misma para ellos… osea para nosotros.

Diario CORREO. Columna “ESTA BOCA ES MÍA”. (Trujillo, 15/07/09)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno Jorge, quie nte escribe es Delia Bracamonte(Derecho -UNT),no se si llegará esto a tu correo,en fin, me entere de este concurso quizas te pueda interesar, estan muy buenos tus blogs, saludos
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Jorge Luis Tume Quiroga dijo...

Muchas gracias Delia. Me da mucho gusto saber de tí.