– Señora Congresista, ¿cómo murió Alfonso Ugarte?
– Sonó tres veces su cucharita.
– Congresista Raffo, ¿quién fue Daniel Alcides Carrión?
– Un hombre que creo se inyectó un virus.
– ¿Qué virus?
– El de la fiebre amarilla.
– Señor Congresista, ¿cuándo murió Miguel Grau?
– Jajajajajajajaja
Estos fueron algunos diálogos sobre Historia del Perú, entre periodistas de un canal capitalino e ilustres padrastros de la patria. Las respuestas a las preguntas ya no causan asombro sino carcajadas. Es que ya no se espera más de estos sujetos que por poseer dinero y ser caraduras están entornillados en el lugar equivocado. Obviamente hay honrosas y minoritarias excepciones.
Tenemos la buena suerte de haber nacido en un país maravilloso, pero la mala suerte de convivir en un lugar donde no se necesita ser inteligente y altamente ético para llegar a los cargos administrativos y de gobierno. En la gran mayoría de casos salta la pus. En el ámbito nacional, para ser presidente del Perú se necesita ser mentiroso, corrupto, bailar como gorila extreñido, tener un hijo fuera del matrimonio, ser perseguido por la justicia por desbalance patrimonial y volver cuando los cargos han prescrito. Para ser congresista se necesita tener los miles de doláres que exige el “partido” para poder postular a las elecciones primarias o ser hija del violador de derechos humanos y hombre más corrupto de la historia del Perú. Algo más cercano: para ser funcionario regional se necesita haber nacido con una estrella, o comprarla. Para ser Rector o Vice-rector de una Universidad, los méritos académicos no sirven para nada, se necesita ofrecer más billete o cargos de confianza por los votos y ser el profesor más despreciado por los alumnos.
Entonces, los resultados de este curioso examen de historia no deben tomarnos por sorpresa. Cómo nos vamos a sorprender si tenemos en el Congreso de la República a una Martha Hildebrant que en los pocos momentos en que deja de roncar a jeta suelta se dedica a despotricar del quechua. O una Karina Beteta que acaba de condecorar al último modelo de mujer: Magaly Medina. O a los que juran por Dios y por la plata. O a las brujas que han vencido al mundo ignoto contratando fantasmas.
Más bien recomiendo a los periodistas ya no hacer este tipo de ensayos para no caer en la vergüenza internacional, porque la nacional ya no preocupa. No vaya a ser que pregunten ¿quién fue Manco Cápac? y lagrimeen imaginando a un legendario antepasado sin brazos, o les pregunten ¿qué es el TLC? y un despistado congresista conteste “Trapea, Lava y Cocina”.
– Sonó tres veces su cucharita.
– Congresista Raffo, ¿quién fue Daniel Alcides Carrión?
– Un hombre que creo se inyectó un virus.
– ¿Qué virus?
– El de la fiebre amarilla.
– Señor Congresista, ¿cuándo murió Miguel Grau?
– Jajajajajajajaja
Estos fueron algunos diálogos sobre Historia del Perú, entre periodistas de un canal capitalino e ilustres padrastros de la patria. Las respuestas a las preguntas ya no causan asombro sino carcajadas. Es que ya no se espera más de estos sujetos que por poseer dinero y ser caraduras están entornillados en el lugar equivocado. Obviamente hay honrosas y minoritarias excepciones.
Tenemos la buena suerte de haber nacido en un país maravilloso, pero la mala suerte de convivir en un lugar donde no se necesita ser inteligente y altamente ético para llegar a los cargos administrativos y de gobierno. En la gran mayoría de casos salta la pus. En el ámbito nacional, para ser presidente del Perú se necesita ser mentiroso, corrupto, bailar como gorila extreñido, tener un hijo fuera del matrimonio, ser perseguido por la justicia por desbalance patrimonial y volver cuando los cargos han prescrito. Para ser congresista se necesita tener los miles de doláres que exige el “partido” para poder postular a las elecciones primarias o ser hija del violador de derechos humanos y hombre más corrupto de la historia del Perú. Algo más cercano: para ser funcionario regional se necesita haber nacido con una estrella, o comprarla. Para ser Rector o Vice-rector de una Universidad, los méritos académicos no sirven para nada, se necesita ofrecer más billete o cargos de confianza por los votos y ser el profesor más despreciado por los alumnos.
Entonces, los resultados de este curioso examen de historia no deben tomarnos por sorpresa. Cómo nos vamos a sorprender si tenemos en el Congreso de la República a una Martha Hildebrant que en los pocos momentos en que deja de roncar a jeta suelta se dedica a despotricar del quechua. O una Karina Beteta que acaba de condecorar al último modelo de mujer: Magaly Medina. O a los que juran por Dios y por la plata. O a las brujas que han vencido al mundo ignoto contratando fantasmas.
Más bien recomiendo a los periodistas ya no hacer este tipo de ensayos para no caer en la vergüenza internacional, porque la nacional ya no preocupa. No vaya a ser que pregunten ¿quién fue Manco Cápac? y lagrimeen imaginando a un legendario antepasado sin brazos, o les pregunten ¿qué es el TLC? y un despistado congresista conteste “Trapea, Lava y Cocina”.
1 comentario:
Hola, soy uan estudiante de la UNT, y tengo una pregutna, me gustaría sabe quién es Richard, ese personaje oscuro que usted menciona, porque, bueno, quiero estar prevenida. Es bueno conocerle por blog, la menos, me gusta cómo escribe.
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