5/08/2009

DIRIGENTES DE NADA


Después de mucho tiempo (nostalgia de por medio) volví a recorrer los amplios ambientes de mi alma Máter, la Universidad Nacional de Trujillo. En algunos lugares se percibe una mejor infraestructura, en otros el mismo atraso de mis años de estudiante. Me reencontré con muchos amigos, entre ellos algunos buenos maestros que siguen bregando por una universidad comprometida con el cambio social.
Lo que me sorprendió fue encontrar vistosas pancartas. ¿Anunciando eventos académicos? No mi reflexivo lector. Las coloridas pancartas anunciaban la última fiestita donde se bailaría y bebería hasta las últimas consecuencias, celebrando la llegada de aquellos buenos muchachos que gracias a su esfuerzo y mejor nivel intelectual han pasado a formar parte de las filas bolivarianas: los cachimbos. Algo así como un alborozado bautizo a quienes ahora tienen el orgullo de pertenecer a la mejor Universidad del norte del Perú.
Hasta aquí todo bien. Lo que me preocupa es que estamos en época electoral y pronto se elegirán a las nuevas autoridades de nuestra Casa Superior de Estudios. Esta coyuntura es aprovechada por personajes inescrupulosos que organizan fiestas y campeonatos para asegurar votos y luego venderlos al mejor postor; vale decir al candidato más corrupto que quiere llegar al poder al precio que sea. La misma táctica que se profundizó en tiempos del expulsado (por corrupto) Húber Rodríguez Nomura, pues nunca antes se vio una profusión de eventos ajenos a la vida académica. Los tiempos de la apolítica Generación X, engendrada por el fujimorismo, permitieron el auge de esta suerte de libros y circo, donde las nuevas generaciones cambiaron las pizarras contestatarias por el pase de cortesía y las luchas estudiantiles por las fiestas demasiado alegres.
En estos tiempos pre-electorales, donde el Tercio Estudiantil inclinará la balanza para elegir al rector y vicerrectores, seguramente ya estará haciendo de las suyas un personaje oscuro llamado Richard, quien es especialista organizando fiestas y campeonatos de fulbito con premios en bebidas alcohólicas a cambio de votos. Este personaje es de mis tiempos, repitente de año, cleptómano (se levantó un dinero destinado a un evento académico) y muy conocido por hacer de la educación un vil comercio. La fórmula para estos casos es sencilla: organizo una fiesta; en plena fiesta lanzo el nombre de mi agrupación mientras regalo polos y cervezas; luego mi agrupación se presenta a las elecciones del Tercio Estudiantil; y voto asegurado.
Tengo la esperanza que los tiempos hayan mejorado y que los nuevos estudiantes bolivarianos, no vayan a las urnas llevados de las orejas por estos falsos dirigentes, sin antes tomar en cuenta sus propuestas, ideología y calidad moral y, sobretodo, investigar qué peces gordos están detrás de ellos.

Diario CORREO. Columna “ESTA BOCA ES MÍA”. (Trujillo, 25/03/09).

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