En una opinión anterior manifestábamos nuestra preocupación respecto a las escasas publicaciones de nuestras universidades locales. Y es que entendemos que la Universidad es, a la vez, depositaria y transmisora de cultura. De esta forma cumple con un fin primordial que es la proyección social para contribuir al desarrollo regional y nacional.
Que una Universidad tenga un sólido fondo editorial dice mucho de la calidad intelectual de quienes la conducen – y conforman – y su preocupación por aportar, con opiniones, investigaciones y creaciones, al progreso de la humanidad. Entonces, una forma de evaluar y valorar a las Universidades debe ser la calidad y cantidad de sus publicaciones intelectuales.
Bien sabemos que en esta histórica región de La Libertad los libros editados por Universidades son escasos. Al parecer, la labor editorial se encuentra muy al fondo de las prioridades universitarias. O no existen producciones intelectuales o las autoridades universitarias no comprenden la importancia de su publicación y difusión.
Frente a mí tengo unos libros que me obsequiara la Universidad Privada “Antonio Guillermo Urrelo” (UPAGU) de Cajamarca y la esperanza vuelve a mi cuerpo al saber que no todo es oscuridad intelectual; existen experiencias loables, a las que hay que saludar e imitar. Este especial obsequio se concretó en la IV Feria del Libro de Trujillo. Lo que más me entusiasma es comprobar la variedad y calidad de libros, no sólo en la forma sino en el contenido. Algunos títulos son: “Episteme: una visión crítica del desarrollo y la salud en América Latina y el Caribe”, de la socióloga Doris Castañeda Abanto; “Mitos del derrumbe del Socialismo Soviético en la ideología neoliberal”, del Dr. Camilo Valqui Cachi; “Cajachismos”, de Homero Bazán Zurita, que es un gran aporte a la identidad regional cajamarquina; “Una centuria de logros y desafíos. La educación en Cajamarca: siglo XX”, del Dr. Julio Sarmiento Gutiérrez; “Otros poemas”, de Juan Castañeda Burgos, haciéndonos ver que la hermosa poesía no puede estar ausente; la Revista Perspectiva, que aborda distintas cuestiones, etc.; es decir, variopintos e importantes temas de interés, en ediciones de lujo, que nos produce el infeliz cosquilleo de la envidia.
Como verán, en medio de tanta desesperanza existen experiencias que nos permiten conocer a seres humanos que ven desde otra perspectiva la vida universitaria. Nuestras universidades liberteñas deben asumir este reto. Sólo así demostraremos lo que estamos entendiendo por Universidad: o una institución que transmite cultura a la sociedad o un mero negocio para sacar profesionales a granel.
Que una Universidad tenga un sólido fondo editorial dice mucho de la calidad intelectual de quienes la conducen – y conforman – y su preocupación por aportar, con opiniones, investigaciones y creaciones, al progreso de la humanidad. Entonces, una forma de evaluar y valorar a las Universidades debe ser la calidad y cantidad de sus publicaciones intelectuales.
Bien sabemos que en esta histórica región de La Libertad los libros editados por Universidades son escasos. Al parecer, la labor editorial se encuentra muy al fondo de las prioridades universitarias. O no existen producciones intelectuales o las autoridades universitarias no comprenden la importancia de su publicación y difusión.
Frente a mí tengo unos libros que me obsequiara la Universidad Privada “Antonio Guillermo Urrelo” (UPAGU) de Cajamarca y la esperanza vuelve a mi cuerpo al saber que no todo es oscuridad intelectual; existen experiencias loables, a las que hay que saludar e imitar. Este especial obsequio se concretó en la IV Feria del Libro de Trujillo. Lo que más me entusiasma es comprobar la variedad y calidad de libros, no sólo en la forma sino en el contenido. Algunos títulos son: “Episteme: una visión crítica del desarrollo y la salud en América Latina y el Caribe”, de la socióloga Doris Castañeda Abanto; “Mitos del derrumbe del Socialismo Soviético en la ideología neoliberal”, del Dr. Camilo Valqui Cachi; “Cajachismos”, de Homero Bazán Zurita, que es un gran aporte a la identidad regional cajamarquina; “Una centuria de logros y desafíos. La educación en Cajamarca: siglo XX”, del Dr. Julio Sarmiento Gutiérrez; “Otros poemas”, de Juan Castañeda Burgos, haciéndonos ver que la hermosa poesía no puede estar ausente; la Revista Perspectiva, que aborda distintas cuestiones, etc.; es decir, variopintos e importantes temas de interés, en ediciones de lujo, que nos produce el infeliz cosquilleo de la envidia.
Como verán, en medio de tanta desesperanza existen experiencias que nos permiten conocer a seres humanos que ven desde otra perspectiva la vida universitaria. Nuestras universidades liberteñas deben asumir este reto. Sólo así demostraremos lo que estamos entendiendo por Universidad: o una institución que transmite cultura a la sociedad o un mero negocio para sacar profesionales a granel.
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