5/08/2009

¿QUIÉNES SON LOS COMECHADOS?



Soy profesor egresado de la gloriosa Universidad Nacional de Trujillo. Me siento orgulloso de mi profesión y creo que es la mejor carrera a la que puede aspirar un ser humano. Por eso siento rabia cuando a los profesores se nos vapulea e insulta de la peor forma. Y encima cuando somos denigrados por un individuo, sin autoridad moral, que ha pasado por la escuela pero la escuela nunca ha pasado por él; un individuo al que no le duele la educación del Perú porque sus hijos, ni los hijos de su aliado Fujimori, ni siquiera la hija “oficial” del cholo Toledo estudian en el Perú.
Es cierto que algunas veces los mismos profesores contribuyen a esta situación. Es cierto que algunos “maestros” no leen ni su horóscopo y son puntuales en las “chelas” del fin de mes pero hace muchos años no compran un libro aduciendo que el dinero no les alcanza; es cierto que algunos no saben ni sumar porque son egresados de institutos y universidades de mala muerte que otorgan títulos a granel; es cierto que otros están en las instituciones educativas porque tienen sus arreglos con corruptos directores que no sacan a concurso las plazas; es cierto que hay quienes sacan certificados médicos sospechosos para no asistir a clases, etc. Pero son la minoría, una ridícula minoría. No se puede generalizar la idea de “comechados” a todos porque existen miles de maestros cuyo trabajo es un verdadero apostolado, ofrendado sabiduría a las nuevas generaciones de peruanos.
Más comechados son los ineptos que no entienden que la educación es el motor del desarrollo y la relegan al sótano de la patria; o los que cambian año a año el Diseño Curricular Nacional (DCN) sin hacer un balance del DCN anterior, con el único fin de justificar sus jugosos sueldos.
Este domingo 15 hemos asistido a la mejor prueba de que los “comechados” son otros. Por más que dos Universidades, algunos consejeros, algunas autoridades, etc. lo advirtieron, el gerente de Educación (con aval del presidente regional) se empecinó y llevó adelante una evaluación que estaba condenada al fracaso. El resultado: las claves se vendían como pan caliente el día anterior y el examen ardió en los fuegos del infierno ante la triste mirada de un diablo colorado. Pero lo que llama poderosamente la atención, y hasta indigna, es la posición inconsecuente y oportunista del SUTEP, que avaló el examen, integrando las comisiones y otorgando credenciales de veedores a algunos maestros. Tengo un amigo llamado Henry Jacques que aceptó ser veedor porque escuchó mal y pensó que necesitaban un “bebedor”. Querían que sea veedor pero que no entre a los salones sino que vigile en el patio. ¿Cómo iba a verificar la transparencia del proceso? Un poco más y lo envían de veedor a los servicios higiénicos.
Entonces queda claro que el problema de la educación no son los maestros, sino quienes se encargan de diseñar las políticas educativas. Y ese es otro cantar: resulta que para vergüenza del Perú, su Ministro de Educación es un señor que en la Universidad fue pésimo alumno y varias veces lo “jalaron” como a una perfecta carreta. ¿Quién lo nombró? El que habla de “comechados”.

Diario CORREO. Columna “ESTA BOCA ES MÍA". (Trujillo, 18/02/09).

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